Procura que los años que te caen encima, no te pesen.
que te pese aquello que dejaste de hacer o quizás lo que hicistes mal y no lo reparaste a tiempo.
Que no te pese estar llegando a una edad donde te empieza a doler todo, más recuerda que nuestros males o dolencias son insignificantes al lado de lo que otras personas padecen.
Si te sientes como fruta deshidratada, métete en un cubo de agua o en un río donde te hidrate el cuerpo y también el alma.
Que nada te impida vivir lo que quieres vivir, incluso aquello que no hiciste de joven, quizás por miedo, por vergüenza, por las responsabilidades que tuviste que afrontar.
La vida es de momentos y la felicidad se nutre de pequeños episodios que experimentados cada día.
Recuerda que somos aves de paso, y mientras tengamos aliento debemos de plegar las alas y volar, no importa que caigamos.
Y si nos llaman locos, pues vivamos esa locura con la intensidad que nos permitan las fuerzas.
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