El teléfono sonaba
insistentemente, mientras ella disfrutaba de una ducha, después de un arduo día
de trabajo y de un calor insoportable, era meritorio que no le prestará
atención al sonido del móvil.
Mientras recibía sobre su
esbelto cuerpo el chorro frío del agua, tarareaba un estribillo de una canción
¡Una gallina fina como yo, no
es para cualquiera ¡
Luego del relajante baño, tomó
la toalla y la deslizó suavemente sobre su hermosa figura, que a sus 32 años
conservaba esa lozanía de un cuerpo bien cuidado y para nada maltratado.
Laura era una abogada de los
tribunales, algunas veces actuaba como defensora pública, dónde tenía que
defender a personas que la mayoría de veces no conocía.
El teléfono sonó nuevamente,
espero que sonara varias veces para contestar
¡hola!
al otro lado de la línea sonó
una voz un tanto áspera
¡hola abogada!
¿quién habla! indago Laura
¡Soy Darío, el recluso que
entrevistó hoy tarde en la prisión!
¡Bueno, ex recluso!
! ¡Y tengo algo que le
pertenece a Ud. y quiero devolvérselo!
Ante esto, Lauro se quedó en
silencio y pensando ¡algo mío!
durante un corto tiempo nadie
menciono palabra alguna, hasta que Laura pregunto
¿Y qué es?
Darío respondió
¡Sus bragas, que se le
quedaron olvidadas acá en la prisión y yo las recogí!
Laura soltó un largo soplido,
y se quedó estupefacta ante eso que le decía el ex presidiario. Un escalofrío
recorrió por su cuerpo y acto seguido se desplomó en el piso.
Cuando recobro la conciencia,
no sabía exactamente qué había pasado, su mente estaba confusa y la Jueza del
juzgado le repetía ¡Abogada Laura! ¡Abogada Laura! ¡Abogada Laura!
¿Tiene algo que alegar a favor
de su cliente? Al tercer llamado por su nombre pudo responder y negar con la
cabeza que no tenía nada más que agregar.
Ante este suceso, la ayudante
de fiscal se acercó ante la atribulada Laura y la ayudo a sentarse y ofrecerle
un poco de agua para que bebiera, al parecer había sufrido una descompensación
y eso le produjo un bajón de azúcar que la llevo a el estado en el que estuvo
por escasos segundos.
¿Qué fue lo que motivo que se
pusiera en ese trance?
Trataba de rebuscar en su
mente que realmente pasó, si fue el subconsciente que la delato, al sentir esa
atracción por el recluso al que debía de defender, o simplemente estaba soñando
con una fantasía que quisiera cumplir.
Ante esta disyuntiva regresó a
su oficina con un fuerte dolor de cabeza, tomo un par de aspirinas y se recostó
sobre la silla, estaba por relajarse cuando sintió que alguien le tocaba el
hombro, abrió muy despacio los ojos y observó que un oficial de policía le
estaba extendiendo un documento.
Lo agarro sin leerlo y cerró los ojos nuevamente, más la curiosidad de saber que contenía el documento que
había recibido, la hizo que los abriera nuevamente y clavar su mirada en el
contenido del papel: “Abogada Laura, el tribunal le informa que debido al lapso
que tuvo durante la audiencia de hace unas horas, Ud. queda fuera de la defensa
del detenido Darío, por lo tanto, ya no tendrá que volver a este juzgado como
defensora”.
Esto la sacudió muy profundo,
pues era la primera vez que le había sucedido tal cosa, quedar fuera de un caso
por algo que ni ella misma entendía; se levantó y se dirigió al baño para
mojarse la cara, aunque noto que también tenía mojada otra parte de su cuerpo,
esto la preocupo nuevamente.
Cerró la puerta con llave y
empezó a examinar sus prendas íntimas, y descubrió que efectivamente estaban
empapadas de algo parecido a un líquido blanquinoso y amarillento, con el
agravante que algunas zonas ya estaban secas y duras, aunque otras, estaban
húmedas y con cierto olor un poco desagradable.
Rápido se las quito y las alzo
en una de las paredes del baño, con la intención de colocarlas en un poco de
papel higiénico y meterlas en su bolso; como pudo obtuvo agua para realizarse
una ligera limpieza de sus partes íntimas, se secó con una porción de papel y
salió del baño.
Llegó al asiento de su
escritorio y espero a que sea la hora de salida para marcharse a casa y darse
una ducha refrescante y tratar de olvidar aquel episodio un poco distractor y
con cierto toque de erotismo.
Mientras caminaba hasta su
automóvil, sintió un frio que le llegaba desde la parte de su falda hasta sus
partes íntimas e inmediatamente se detuvo y busco entre su bolso, su prensa
intima no estaba, la había dejado colgada en una de las paredes del baño del
edificio donde trabajaba. Corrió lo más que pudo para intentar ingresar al
edificio con la intención de recuperarlas, más eso fue imposible, pues las
puertas ya estaban cerradas, ya que, todos habían salido y no se permitía que
nadie reingrese después de la hora de salida.
Se dijo para así misma ¡Y
ahora!
Ya no había caso preocuparse
más de la cuenta, pues no había nada que pudiera hacer, solo esperar que el
personal de limpieza que realiza el trabajo en la noche, no la encuentre o si
la encuentra, que la tire a la basura.
Subió a su auto y manejo hasta
llegar a su casa, donde efectivamente se dio un baño, se puso a cantar hasta
que el timbre del teléfono sonaba insistentemente, contestó y luego se tomó un
te relajante hasta quedarse dormida.