jueves, 9 de noviembre de 2023

Las bragas de Laura

 El teléfono sonaba insistentemente, mientras ella disfrutaba de una ducha, después de un arduo día de trabajo y de un calor insoportable, era meritorio que no le prestará atención al sonido del móvil.

Mientras recibía sobre su esbelto cuerpo el chorro frío del agua, tarareaba un estribillo de una canción

¡Una gallina fina como yo, no es para cualquiera ¡

Luego del relajante baño, tomó la toalla y la deslizó suavemente sobre su hermosa figura, que a sus 32 años conservaba esa lozanía de un cuerpo bien cuidado y para nada maltratado.

Laura era una abogada de los tribunales, algunas veces actuaba como defensora pública, dónde tenía que defender a personas que la mayoría de veces no conocía.

El teléfono sonó nuevamente, espero que sonara varias veces para contestar

¡hola!

al otro lado de la línea sonó una voz un tanto áspera

¡hola abogada!

¿quién habla! indago Laura

¡Soy Darío, el recluso que entrevistó hoy tarde en la prisión!

¡Bueno, ex recluso!

! ¡Y tengo algo que le pertenece a Ud. y quiero devolvérselo!

Ante esto, Lauro se quedó en silencio y pensando ¡algo mío!

durante un corto tiempo nadie menciono palabra alguna, hasta que Laura pregunto

¿Y qué es?

Darío respondió

¡Sus bragas, que se le quedaron olvidadas acá en la prisión y yo las recogí!

Laura soltó un largo soplido, y se quedó estupefacta ante eso que le decía el ex presidiario. Un escalofrío recorrió por su cuerpo y acto seguido se desplomó en el piso.

Cuando recobro la conciencia, no sabía exactamente qué había pasado, su mente estaba confusa y la Jueza del juzgado le repetía ¡Abogada Laura! ¡Abogada Laura! ¡Abogada Laura!

¿Tiene algo que alegar a favor de su cliente? Al tercer llamado por su nombre pudo responder y negar con la cabeza que no tenía nada más que agregar.

Ante este suceso, la ayudante de fiscal se acercó ante la atribulada Laura y la ayudo a sentarse y ofrecerle un poco de agua para que bebiera, al parecer había sufrido una descompensación y eso le produjo un bajón de azúcar que la llevo a el estado en el que estuvo por escasos segundos.

¿Qué fue lo que motivo que se pusiera en ese trance?

Trataba de rebuscar en su mente que realmente pasó, si fue el subconsciente que la delato, al sentir esa atracción por el recluso al que debía de defender, o simplemente estaba soñando con una fantasía que quisiera cumplir.

Ante esta disyuntiva regresó a su oficina con un fuerte dolor de cabeza, tomo un par de aspirinas y se recostó sobre la silla, estaba por relajarse cuando sintió que alguien le tocaba el hombro, abrió muy despacio los ojos y observó que un oficial de policía le estaba extendiendo un documento.

Lo agarro sin leerlo y cerró los ojos nuevamente, más la curiosidad de saber que contenía el documento que había recibido, la hizo que los abriera nuevamente y clavar su mirada en el contenido del papel: “Abogada Laura, el tribunal le informa que debido al lapso que tuvo durante la audiencia de hace unas horas, Ud. queda fuera de la defensa del detenido Darío, por lo tanto, ya no tendrá que volver a este juzgado como defensora”.

Esto la sacudió muy profundo, pues era la primera vez que le había sucedido tal cosa, quedar fuera de un caso por algo que ni ella misma entendía; se levantó y se dirigió al baño para mojarse la cara, aunque noto que también tenía mojada otra parte de su cuerpo, esto la preocupo nuevamente.

Cerró la puerta con llave y empezó a examinar sus prendas íntimas, y descubrió que efectivamente estaban empapadas de algo parecido a un líquido blanquinoso y amarillento, con el agravante que algunas zonas ya estaban secas y duras, aunque otras, estaban húmedas y con cierto olor un poco desagradable.

Rápido se las quito y las alzo en una de las paredes del baño, con la intención de colocarlas en un poco de papel higiénico y meterlas en su bolso; como pudo obtuvo agua para realizarse una ligera limpieza de sus partes íntimas, se secó con una porción de papel y salió del baño.

Llegó al asiento de su escritorio y espero a que sea la hora de salida para marcharse a casa y darse una ducha refrescante y tratar de olvidar aquel episodio un poco distractor y con cierto toque de erotismo.

Mientras caminaba hasta su automóvil, sintió un frio que le llegaba desde la parte de su falda hasta sus partes íntimas e inmediatamente se detuvo y busco entre su bolso, su prensa intima no estaba, la había dejado colgada en una de las paredes del baño del edificio donde trabajaba. Corrió lo más que pudo para intentar ingresar al edificio con la intención de recuperarlas, más eso fue imposible, pues las puertas ya estaban cerradas, ya que, todos habían salido y no se permitía que nadie reingrese después de la hora de salida.

Se dijo para así misma ¡Y ahora!

Ya no había caso preocuparse más de la cuenta, pues no había nada que pudiera hacer, solo esperar que el personal de limpieza que realiza el trabajo en la noche, no la encuentre o si la encuentra, que la tire a la basura.

Subió a su auto y manejo hasta llegar a su casa, donde efectivamente se dio un baño, se puso a cantar hasta que el timbre del teléfono sonaba insistentemente, contestó y luego se tomó un te relajante hasta quedarse dormida.

 

 

 

 

 

 

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