Entre sueños y verdad
voy recorriendo mis recuerdos
aquellos que fueron volátiles en su momento
y que los deje pasar por aquel tiempo.
Desde entonces, hay algunos que los llevo atragantados
como daga en el pecho atravesados
intentando que los saques del baúl del olvido
mas no sé si sea el momento, después de todo lo vivido.
Algunos fueron pasajeros
y no crean que ahora exagero
otros sencillamente me martirizaron
que preferí dejarlos allí, olvidados.
Aunque reconozco que hubo un par
que me cambiaron la forma de pensar
aquellos que se colaron como termitas
dentro del corazón, pero mi conciencia me decía, no lo permitas.
El que más hizo mella
y que todavía me deja sus huellas
fue aquel que lo disfrute por solo un día
que fue muy fugaz, pero me lleno de alegría.
Era de esos que te deslumbran con su mirar
que te perturban y sientes ganas de amar
de estar siempre con ella
aunque en esa constelación, no haya ninguna estrella.
Tierna y ruda como ninguna
frágil y absorbente como la misma luna
no podías estar lejos de sus besos
era sutil y conseguía más que eso.
Entre fantasía y realidad
hoy me remonto a esa extraña felicidad
que la pude vivir solo por momentos
y que pudo convertirse en pasión, en un próximo encuentro.
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