Escribir mis poemas, es lo que me queda y aunque no lo quiera, tu imagen me invade la mente y aun cuando trato de no recordarte es imposible, te veo en todas partes. reviso las líneas de mis escritos, para ver si he olvidado algo eso que me deje por un momento extasiado y que, de a poco este dolor se haya disipado.
No estoy reincidiendo, lo único que trato es de asimilar el momento que quizás no sea el adecuado pues llegué a tu vida, en el momento menos indicado cuando tú ya tenías una ruta trazada y mi vida, al conocerte, apenas empezaba.
Quizás pienses que estoy molesto, pues déjame decirte que no es cierto, lo único que hago es asimilar las circunstancias que dejaron huella indeleble en mi ser pues no hay en mi vida otra mujer, que llene de dicha y paz mi corazón, que desde que entraste en silencio, se ha convertido en un órgano inerte, que no late como al principio, sino más bien se encuentra al borde del precipicio. No reincido en amarte, más bien trato de olvidarte, ahora el asunto está en que no me enseñaste a estar lejos de ti, sino que me dejaste que me acercara a ti.
No claudico, solo son mis emociones que me llevan por delante, sabiendo que es tarea imposible amarte, la ley del mendigo, la llevo conmigo soñé estar en los brazos del amor, de conseguir esa paz, ese calor, y cuando desperté, tenía que aceptar mi situación, es imposible amar a un ángel, pues tiene otras tareas que cumplir, y por mí no se permite cambiar sus prioridades.
No reincido, solo quiero estar contigo, amarte como es debido, admirar tu larga cabellera, estremecerme al sentir tu presencia, aquella que desde que te conocí, marcó para siempre mi existencia.
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