miércoles, 28 de julio de 2021

Un café para una despedida

 El café se enfría, y  ella sigue sin inmutarse,

está dispuesta a marcharse,
aunque en ese intento, mi corazón pueda quebrarse.

En vano le pedí que pudiera quedarse,
pues segura estaba que debía mudarse,
a vivir otros momentos, y seguía sin inmutarse.

Con cada sorbo que al café le daba,
este me sabía más a agua salada,
y eran por las lágrimas que con el se mezclaban.

Pretendi remontarme a épocas pasadas,
y recordarle tiernamente los besos que me daba,
en vano fue aquello, pues de eso, ya nada quedaba.

Poco a poco el café se fue enfriando,
y ella suavemente se fue alejando,
sin pensar que mi corazón hecho trizas, iba dejando.

Aún cuando se fue alejando,
senti que mi pecho la seguía amando,
y atesore aquellos momentos, que solo como recuerdos, fueron quedando.

Ya para ese entonces,
las lágrimas de mis ojos iban brotando,
sabiendo que por más que quisiera retenerla,
en mis brazos jamás podría volver a tenerla.

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