En el vasto silencio de mi corazón,
donde un eco lejano se atreve a soñar,
vive la pena, dulce contradicción,
de un amor imposible, que no ha de llegar.
Te miro a lo lejos, estrella lejana,
tan cerca en mi mente, tan lejos de mí,
una flor prohibida en mi alma temprana,
que crece y se aferra, aunque no sea para ti.
Mis versos te nombran sin que tú lo sepas,
mis sueños te buscan en cada rincón,
tejidos de anhelos, de dulces epopeyas,
que mueren al alba sin tu bendición.
Es la melodía que nunca se toca,
el cuadro pintado que nadie ha de ver,
la palabra silente en mi propia boca,
la eterna promesa que no puede ser.
Y así, en la frontera de lo que no existe,
florece este sentir, profundo y tenaz,
un amor imposible, que en mí persiste,
el más puro y sincero, por su propia paz.
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