Si fuera ciego,
Seguro estoy que te encontraría,
Pues que ni falta que me haría
Poder ver, para percibir tu aroma.
Tu esencia sutil, que en el aire flota,
Es faro y sendero, mi guía constante,
Una melodía que mi alma anota,
Un lenguaje invisible, dulce y vibrante.
Mis manos, errantes, no dudarían,
En hallar la curva precisa de tu faz,
Cada contorno en mi memoria vivía,
Un relieve perfecto que el tiempo no borra jamás.
Mis oídos, atentos al son de tu voz,
Reconocerían su timbre entre mil,
Cada sílaba en mí levanta una hoz,
De recuerdos cálidos, dulces y gentil.
Si fuera ciego, mi mundo interior,
Se iluminaría con tu sola presencia,
No habría tiniebla, ni sombra, ni horror,
Pues tú serías mi luz, mi eterna conciencia.
Así, la vista sería un don menor,
Ante la certeza que en mi alma reside,
Que tu presencia, con infinito amor,
Es la brújula fiel que mi destino mide.
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