Señora

 ¡Señora!

Ya basta de mirarme de esa forma
que me inquieta y hace que pierda la cordura
no quiero pasar por un desadaptado
pero sus miradas me dejan bastante desubicado
que me hacen perder la razón
que pone en marcha a mi debilitado corazón.
No quisiera que fuera yo
quien le insinúe que Ud. es demasiado para su pareja
que mientras él le calienta la oreja.
Yo puedo percibir como la deja.
Como loba en celo
hambrienta de pasión y lujuria
de querer tener un gran romance conmigo.
¡Señora! Ud. Me delata delante de todos
y yo presuroso, me a cómodo a su modo
Y me hago el desentendido
aunque le confieso quisiera caer a sus pies rendido.
Pues desata todas las pasiones posibles
que me hace soñar que puedo llenarla de mucho amor imposible.
¡Señora! la sueño en mi cama
gimiendo como hembra en llama
que lleva sobre su espalda
una gran pasión que no ha sido disfrutada
y que pide a gritos que sea poseída, que sea delicadamente amada.
¡Señora! Ud. me provoca los más bajos instintos
que me sumergen en el submundo de los sueños
y amanezco mojando las sabanas
queriendo que no fuera solo sueños, sino una bella realidad.
De poder disfrutar de su figura
de hacerle el amor y estar a su altura
de llevarla por caminos de pecado
tener el placer de decirle al oído dama hermosa, hemos llegado.