palabra tan pequeña, aunque el significado sea inmenso
y muchas veces te trae sensaciones que son especiales y otras no tanto
ocasiones que se pudieran considerar efervescentes, pues suben y bajan como un analgésico.
Y miramos hacia atrás con la intención de saber si lo que dimos y recibimos fue amor o fue otra cosa.
Que quizás en su momento nos pareció serlo y mitigamos el dolor con silencios o con lágrimas, y no porque eso sea lo más aconsejable, sino porque seguramente eso pensamos y asumimos en aquel momento.
Más el amor es esa capacidad de asombro que sentimos cuando alguien nos dice algo maravilloso y no con palabras, sino con hechos, gestos, acciones y sobretodo con instantes que llegaron en el momento preciso.
Y volver a creer y sentir en que de nuevo el amor a llamado a las puertas de nuestro corazón, resulta complicado y pensamos que alguna nueva experiencia, podría resultar tan dolorosa o frustrante como la o las anteriores.
Y eso nos hace que evitemos esa llamada y que nos mantengamos encapsulados y hagamos caso omiso de ese llamado.
Más hay que darse las oportunidades que sean necesarias para expresar lo que llevamos retenido y que quizás otra persona no supo valorar. Hacer eso nos permitiría crecer, soñar, volar. reír y sobre todo amar.
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