No importa cuánto hagamos para ahuyentar a los sentimientos, como si estos fueran fantasmas que nos asustan en la oscuridad.
Pues aún en la más brillante claridad, pretendemos que se oscurezcan los pensamientos para " No lastimar" o por no dejar de sentir pavor por lo que estemos experimentando.
No existe el paraíso, si es lo que pensamos que sea, o lo que nos lo han pintado o hecho creer, sin antes no conocer el infierno , si es que llegará a existir.
Claridad y oscuridad son parte de la vida
Y tratar de evitar esas cosas, es como quedarnos en casa todo el día cuando el sol esté demasiado fuerte
O cuando la lluvia caiga con fuerza.
Ante situaciones como estas, buscamos como protegernos de no quemarnos con el calor
Y de no enfriarnos con la lluvia
Y de esa forma llevamos esos acontecimientos de nuestra mano.
Nada ganamos con evitar lo que se debe vivir
Solo por tratar de obtener objetivos que al fin y al cabo son solo eso
Y no representan el sentido de felicidad que debemos de perseguir y de disfrutar.
Si no somos capaces de diferenciar entre lo que se siente y lo que se quiere
Entonces estamos condenados a seguir patrones de conducta que nos lleven a buscar felicidad
Dónde quizás solo encontremos objetivos fríos y sin afectos.
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