domingo, 22 de agosto de 2021

¿Nos enamoramos o nos amamos?

 Mi intención no era que te enamorarás

tampoco que yo lo hiciera,
solamente el de que  a mi llegaras
y yo te supliera lo que el no pudiera.

Más esto, poco a poco se fue convirtiendo
en un sentimiento que nos fue envolviendo,
con cada palabra, con cada gesto,
que te lo juro, no estaba en el presupuesto.

A diario fuimos construyendo,
un espacio y todo fue fluyendo,
entre historias, deseos y charlas,
que nos fueron haciendo las noches más largas.

Pues pasábamos horas enteras conociéndonos,
y con tanto calor la temperatura fue subiendo,
que destapamos una caldera entre los dos,
y caímos como adolescentes rendidos.

Nos deseábamos mutuamente,
ya no era solo charla únicamente,
a cada rato estábamos del otro pendiente,
no había espacio para otros pensamientos en nuestra mente.

El calor fue en aumento,
y el calor nos quemaba por dentro,
que con solo charlar, nos provocaba sofocones,
que aceleraba a mil los corazones.

Los dos nos estábamos enamorando,
sin querer  nos íbamos sumergiendo,
en un mundo de pasión y erotismo,
sin reparar que teníamos un poco de egoísmo.

Por querer dar rienda suelta a nuestras pasiones,
esas que an algún instante nos llevarían a sentir muchas tentaciones,
de saciar esas ganas que nos quemaban aquí dentro,
y buscábamos con frenesí, un encuentro.

Hacíamos locuras a escondidas,
cosas que para una mujer casada, no están permitidas,
más el calor de nuestras pasiones,
eran como leña para nuestros corazones.

Cambiamos nuestros hábitos,
ella a escondidas me hablaba con tonos bajitos,
yo le insinuaba algo bien bonito,
ella suspiraba y mis palabras la llevaban al infinito.

Cada vez que nos pensábamos,
nuestras camas de seguro mojabamos,
pues había pasión, deseos y erotismo,
Que lo disfrutábamos sin ningún egoísmo.

Solo nos dabamos a la entrega placentera,
de hacer el amor aunque sea de esa manera,
para calmar las ganas de estar cerca,
aplacabamos la sed, de forma de quimera.

Hasta que llegó el día de estar juntos
y nos llenamos de pasión sin reparar en que nos podían ver,
lo único que queríamos era llenar de dicha nuestro ser,
y nos dejamos envolver por el placer.

Fue como una batalla medieval,
no nos importó a donde nos podía llevar,
recorrimos cada geografia de nuestros cuerpos,
y terminamos abrazados, sin pensar en el tiempo.

Y aquí estamos ahora,
cada uno en su respectiva alcoba,
recordando esos momentos locos que tuvimos,
y que por causas del destino,
estamos separados por distintos caminos.

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