Fuego

 Hola...¿ Quieres quemarte en mi fuego?

¿Fuego?..Si ese que destilo por mis poros
que es capaz de calcinar tu cuerpo por la fogosidad que te puedo llevar a que experimentes.

Con esas palabras me fue induciendo a su mundo
ese que no conocía y que me hacía explotar de pasión en todo momento
confieso que al principio tuve miedo de ser consumido
pues es otras ocasiones ya había permitido
que otra hechicera
hubieron echo de mi, lo que fuera.

Más ella era diferente
se sentía su calor a flor de piel
cada beso que me daba, sabían a miel
a lujuria a pasión
eso me fue dejando desarmado
y por más que me resistía, ella a su lecho me fue llevando.

Mi cuerpo temblaba, mis manos sudaban, mi boca enmudecia, con cada caricia y con cada espacio que ella de mí recorría.

Y casi sin aliento, mi subconsciente solo atinaba a seguir con su ritmo, escurridiza como una serpiente, me hacía disfrutar de su gran cueva ardiente, mezcla de líquidos salados y viscosos que sabían a paraíso e infierno.

Y así pasábamos el tiempo, encaramados con nuestros cuerpos, delirabamos y esperábamos el próximo encuentro; todo esto sucedía hasta que su pareja empezó a desconfiar de esa ninfa, que sabía enloquecernos a los dos.

Más ella era manipuladora y sabia como manejar la situación, a uno le daba su cuerpo y a otro, le daba su corazón.