Marcharse a tiempo

 Muchas veces por comodidad y costumbre

nos quedamos en un lugar o con alguien

y pensamos que esa persona es la única que queremos

o ese lugar en el que estamos, es lo único que tenemos

cuan equivocados estamos

que muchas veces dejamos

pasar por delante de nuestras narices

las mejores ocasiones para ser felices

somos conformitas y no nos gusta tomar riesgos

nos acostumbramos a que nos den migajas

y muchas ocasiones por estas, nuestra voluntad se rebaja

somos marionetas de esa persona

y queremos morir, si nos abandona

andamos como poseídos por un pequeño detalle

que la contraparte nos regala para dejarnos contentos

y después se marcha para ir a otro encuentro.

Somos esclavos de nuestros sentimientos

y le contamos a nuestro corazón, siempre el mismo cuento

! esto ya pasará ¡

es momentáneo

y no reparamos que por dentro nos hacemos un gran daño

y lo sentimos, solo que somos cobardes

y nos da pena pensar que ya no podemos ser felices como antes

y seguimos soportando tantas estupideces

aquellas mismas que recriminamos a más de uno, tantas veces

y que incluso hicimos gestos

como queriendo decir, ¿que será esto?

y después que tomamos el primer sorbo de la indiferencia

se repiten las historias con mucha frecuencia

y nos tumbamos en la cama, y dejamos que el dolor nos invada

y pensamos ya está bueno de tanta pendejada

andar sufriendo por el amor de esa otra persona

que según nosotros va a cambiar y por siempre nos puede amar

y dejar de andar lloriqueando, por ese ser, que seguramente, ya no nos está amando

Hay que saber marcharse a tiempo

y poder sanar las heridas del momento

secarnos las lágrimas del alma

y tratar de ser felices, de tener calma, mucha calma.