lunes, 17 de julio de 2023

Las bragas de Laura

El teléfono sonaba insistentemente, mientras ella disfrutaba de una ducha, después de un arduo día de trabajo y de un calor insoportable, era meritorio que no le prestará atención al sonido del móvil.

Mientras recibía sobre su esbelto cuerpo  el chorro frío del agua, tarareaba un estribillo de una canción 

¡Una gallina fina como yo, no es para cualquiera¡.

Luego del relajante baño, tomó la toalla y la deslizó suavemente sobre su hermosa figura, que a sus 32 años conservaba esa lozanía de un cuerpo bien cuidado y para nada maltratado.

Laura era una abogada de los tribunales, algunas veces actuaba como defensora pública, dónde tenía que defender a personas que la mayoría de veces no conocía.

El teléfono sonó nuevamente, espero que sonara varias veces para contestar

¡hola!

al otro lado de la línea sonó una voz un tanto áspera 

¡hola abogada!

¿quien habla! indago Laura

¡Soy Darío, el recluso que entrevistó hoy tarde en la prisión!

¡Bueno, ex recluso!

! Y tengo algo que le pertenece a ud y quiero devolverselo!

Ante esto, Lauro se quedó en silencio y pensando ¡algo mío!

durante un corto tiempo nadie menciono palabra alguna, hasta que Laura pregunto 

¿Y qué es?

Darío respondió

¡Sus bragas, que se le quedaron olvidadas acá en la prisión y yo las recogí!

Laura soltó un largo soplido, y se quedó estupefacta ante eso que le decía el ex presidiario. Un escalofrío recorrió por su cuerpo y acto seguido se desplomó en el piso.

Cuando recobro la conciencia, no sabía exactamente que había pasado, su mente estaba confusa y la Jueza del juzgado le repetía ¡ Abogada Laura! ¡Abogada Laura! ¡Abogada Laura!. 

¿Tiene algo que alegar a favor de su cliente?. Al tercer llamado por su nombre pudo responder y negar con la cabeza que no tenía nada más que agregar.



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