Tu mirada inquietante, me dejo abrumado ese mismo instante
que no supe cómo reaccionar, ni las pasiones que se llegaron a desatar
pues desafiamos al mismísimo destino
que por momentos logramos cambiar lo que estaba escrito.
Juntamos pasión y lujuria, y nos dejamos llevar por las ganas
caímos como poseídos ante aquel juego, nos lanzamos a las llamas
no medimos tiempos ni consecuencias
simplemente hicimos caso omiso a la conciencia.
Sentíamos que desfallecíamos cada vez que nos poseíamos
y ese ritual lo disfrutábamos y lo repetíamos
cada vez era más intensa la pasión
que pensábamos que se nos saldría el corazón.
No había momento que no nos desearemos
las noches eran eternas, aunque no nos tocáramos
con tan solo pensarnos, ya nos mojábamos
que estábamos embriagados de amor y soñábamos.
Bajamos al infierno muchas veces
y luego con el último aliento emergíamos felices
después de habernos amado con creces
que dejamos muchas noches sin lunas, también amaneceres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por leernos