El sombrero parecía un colador
pues por su gran agujero
se filtraba agua
no sabía si era del aguacero
o causado por las lágrimas de mi dolor
que de cuando en vez
aparecían en mi semblante
al recordar ese sentimiento llamado amor
que nos unió hace algún tiempo
donde las palpitaciones se aceleraban
y por dento desataban tormentas
de pasión y lujuria
que muchas veces necesitábamos de una pausa
para respirar y no desfallecer.
Reviso si el agujero
de mi viejo y cansado sombrero
se ha hecho más notorio
y al parecer con el paso del tiempo
también siente tu ausencia
que se hace más renuente
pues al llevarlo ante mis ojos
puedo ver el pasado a través de su agujero
y me conecta con ese tiempo
donde nos teníamos el uno para el otro
y nos amamos como desesperados
cómo si el mundo estuviera por extinguirse
sin darnos tregua
nos entregabamos al placer
a saciar la sed
para fundirnos en uno solo.
El viejo sombrero es mudo testigo
de esto que hoy me atormenta
y que lo llevo como un castigo
que arrastró como cadenas
tan pesadas como la conciencia
aquella que la rompimos al dejarnos llevar por la pasión
sabiendo que tenías dueño
y aún así nos entregamos al amor.
El viejo sombrero
por ahora es solo un vestigio
de aquello que pudo haber sido un sueño
más es la más hermosa realidad
que mi cuerpo y mi alma pudo experimentar
al sentir tu piel, cada vez que la acariciaba
y aún cuando ha pasado algún tiempo
me acelera el corazón
como el primer día.
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