Cómo olvidar lo que hacías mientras yo jugaba, mientras en las calles polvorientas de mi barrio, me revolcaba
Tu que de madrugada te lenvantabas, a trabajar y no te quejabas.
Cómo olvidar cuando me cuidabas y a pesar que por ratos te enojabas, cuando volvía con heridas de mi imprudencia, tu las curabas con tu paciencia.
Mientras yo soñaba en mi humilde catre, tú estabas lavando ropa ajena para que yo pudiera estudiar, como olvidar tu gran sonrisa, tú caminar de prisa, que ya con el paso de los años, se fue haciendo más lento.
Cómo olvidar lo rico que cocinabas, y no solo por obligación, sino que lo hacías con amor, pues nadie te obligaba, lo hacías porque era tu pasión y te salía desde el corazón.
Eras la primera en levantarse y la última en acostarse, no sabías de días festivos, más tú, de cada día hacías una fiesta, llorabas en silencio para que no puedan escucharte y de esa forma no interpretarán que estabas por derrumbarte.
Cada beso, cada abrazo, cada regaño, cada enojo, cada risa, está grabada en mi mente, y a pesar que partiste prematuramente, eso no implica que no estés presente.
Me hiciste vivir con intensidad cada momento en que estuviste a mi lado, y me diste amor en medio de tantas carencias, pues él solo hecho de dar de comer a tus hijos, sin importar que tú te acostaras con el estómago vacío, es el acto más puro que un ser humano pueda dar.
Por eso y mucho más, no hay espacio para el olvido, pues todo el camino recorrido, aunque fue corto, también ha sido el mejor momento vivido, y que lo llevo dentro de mi, como la enseñanza y demostración de amor que no se puede encontrar en otras instancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por leernos