Según los cuentos
No hay castillos sin princesas
Pues para seguir la tradición
Deben de haber de por medio
Un poco de tragedia.
¡Claro ¡Princesas!
Con corona y con dietes torcidos
Con escaso intelecto
Y con aires de grandeza.
Que acechan príncipes
O sapos encantados
Y les dan besos
Para que se conviertan en hombres.
Y que decir de los plebeyos
Que sueñan con dormir con las princesas
Y hacen cada ridículo
Tratando de bajarles las estrellas.
¡Princesas!
Si solo supieran que no hace falta
Tener castillos o corona para serlo
Basta con una hermosa sonrisa.
Claro tampoco cae mal un par de ojos claros y profundos
Que te hechicen y te dejen atónito
Y que pretendas pasar charlando largo tiempo.
Esas son las verdaderas princesas
Aquellas que se esfuerzan y se rien de la vida
Que hacen de cada tragedia, una comedia
Pues saben de que están hechas.
No les importa ser madres solteras
O empezar a soñar con grandes quimeras
Que hacen de todo por conseguir
Aquello que no les ha sido fácil vivir.
Las princesas
De sonrisa emotiva, de calidez en su mirada
De sudor en su cara
De intelecto elocuente
Y de ganas de ser ellas mismas
Sin que nadie les regale nada.
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