Con un corazón que late sin medida, que borbotea emociones como río en su corrida, has tocado fibras que dormían en mi ser, y despertaste acciones que no supe contener.
No fue un impulso, ni un capricho fugaz, fue tu esencia sutil, tu presencia tenaz. Como brisa que acaricia sin pedir permiso, como luz que se cuela en el más leve hechizo.
Tus gestos, tus silencios, tu forma de mirar, hicieron que mi alma empezara a cantar. Y entre versos que brotan sin razón aparente, te escribí canciones con el alma en la frente.
No busco aplausos, ni que el mundo lo entienda, solo dejo que el sentimiento se extienda. Porque tú, con tu corazón que todo lo siente, has hecho que mi arte se vuelva más valiente.
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