Y después de aquellos gemidos intensos
volvió la paz como al comienzo
una copa de vino para alizar aquel sublime momento
que espera se vuelva a repetir, en un próximo encuentro.
A partir de aquel momento, todo le parecía correcto
pues soñaba con aquel hombre, al que creía perfecto
pues había desatado toda su lujuria
ya no había espacio para callarse.
Paso de ser una tierna ovejita, a ser una loba
hasta creían que era bruja, solo le faltaba la escoba
en ocasiones gemía a solas en su habitación
y de ratos en ratos, entonaba alguna canción.
Él, la había dejado encantada, lo demostraba cada vez que se la veía
sonriente al caminar, su felicidad era contagiosa día a día.
esperaba ansiosa la llegada de su amante
aunque a ciencia cierta, ni ella mismo sabía si era un amor verdadero o un amor errante.
Aun así, no perdía la esperanza de volver a exclamar muchos gemidos
aquello que los llevaba por mucho tiempo reprimidos
y que la última vez que lo había conseguido
parecía ser, que de nuevo en el amor había creído.
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