sábado, 7 de mayo de 2022

Carta al cielo

Con el corazón agitado, después de tu partida

aquella que fue rápida y repentina

que no me dio tiempo a despedirme

y por lo menos la bendición pedirte.


En medio de la tristeza que me invade

llegan a mi mente, todos aquello recuerdos

que sembraron en mí, los más grandes de los conceptos

amar al prójimo, sin mirar si tiene o no defectos,


Cada año de tu ausencia, hacen mella en mi vivir

desde el día que dejaste de existir

llevo un nudo en la garganta

que me aprieta y poco a poco me mata.


No basta con recordarte en días festivos

lo hago también en aquellos que me son esquivos

donde me invade el dolor y la nostalgia

de poder abrazarte cuando llega el alba.


Mi corazón se acongoja, con cada recuerdo de tu existencia

que quisiera que estuvieras viva y en mi presencia

para colmarte de besos y cariños

y que me hagas dormir en tus brazos, como cuando era niño.


Tus manos eran de seda, y tu alma de algodón

fue la época más hermosa, que pudo sentir mi corazón

aquella donde me guiabas por el buen camino

y que, a pesar de ser rebelde, me dejaste ser feliz y labrar mi propio destino.


Hoy y todos los días

te recuerdo con infinita alegría

así como tú lo hacías

siempre de buen humor

un abrazo hasta el cielo, madre mía.



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