La voz de los silencios
los que se generan en cada encuentro
son aquellos gemidos reprimidos
que los llevas siempre contigo.
No hay calma ni tormenta
que sea capaz de detener
estas ganas de probar tu miel
aquella que un día me diste de beber.
Que de tus labios pude obtener
muy despacio para calmar mi sed
que sentía que de emoción me colmaba
hasta quedar completamente satisfecho.
Besarte fue como un cuento de hadas
lo hice sin que me importara nada
me enloquecía saborear ese néctar
que hacía de todo para obtenerla.
Siempre había silencios de por medio
para asimilar la locura, que estábamos haciendo
sin medir consecuencias nos aventamos a lo incierto
de poder amarnos, hasta rozar el infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por leernos