domingo, 26 de junio de 2022

Amantes literarios

 Con porte de macho alfa dominante, se había presentado ante esa flor de violeta, ella un tanto discreta y también un poco coqueta, como necesitada de calor varonil que la hiciera sentir todo aquello que hacía rato no podía decir.

Talvez fue el impacto de la primera impresión, lo que desato esas palpitaciones de su corazón y que derivaron en un idilio que empezó como juego de prosas y que lentamente se fue convirtiendo en otra cosa.

Como agua en el desierto, así cayeron las palabras en su momento, y soñaban con tener ese encuentro, aunque por ahora eran solo mensajes de texto, ansiaban que fuera en cuerpo presente para desatar aquella pasión retenida, que a decir de ella la tenía compungida, pues estaba deseosa de ser poseída, de ser amada y de ser valorada.

Se convirtieron en amantes, no como los de antes, que se veían a escondidas, acá surgió la modalidad de amante literario y se escribían a diario y se llenaban de poesías y rimas, aspirando algún día estar dentro el uno del otro, aunque era casi imposible, pues Vivian a miles de kilómetros distantes.

Pasaban los días y se entregaron al amor por las letras, aunque según los entendidos esta pasión no cuenta al momento de sumarlos a los amoríos, pues solo fueron esporádicos desnudos por la pantalla, que los dejaban más alborotados y con las partes íntimas mojadas.

Se encendía el fuego cada que se escribían, se sentía que por el móvil humo salía, ella lo motivaba con sus grandes pechos, él sabía que eso era lo que quería tener en su lecho, para deleitarse por completo con esa mujer que el destino de las letras le había presentado en este momento.

Mas las cosas se fueron diluyendo, poco a poco el interés se fue muriendo, ella se enojaba por su coquetería sin imaginar que el con otras nada quería, solo la estaba sondeando para saber hasta donde su amor llegaría.

Se distanciaron y ya no hay mensajes ni llamadas, solo fue amor de temporada, allá en su querida Habana ella se remuerde de celos esperando que él le escriba y le confiese que la ama, más el orgullo es mayor al amor y no por capricho sino por no sentirse que no es el mejor.

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