Ella, la que espantó mi soledad
la que me dio alas para volar
que me permitió a esta edad
soñar con un amor de verdad.
La que me animaba con cada ocurrencia
que tuvo determinación y paciencia
para darle sentido a mi vida
que se llenó de magia cada día.
Que me dio motivos para estar feliz
a ver mis días, con otro matiz
me enseñó a ser perseverante
a no claudicar, a seguir adelante.
Ella, que con su sonrisa disimulada
dibujaba la mía, en los momentos que la necesitaba
que se arriesgó a amarme
aún a sabiendas, que podía delatarse.
Y eso le podría costar muy caro
más ella sabía que lo necesitaba
y que, de alguna forma, yo la amaba
fue mi luz, en medio de la nada.
Ella, que no necesitaba usar su mejor vestido
para deslumbrarme, y vaya que lo ha conseguido
pues en mis sentidos ha hecho su nido
y ahora es parte de mi vida, pues así lo he permitido.
Ella, que sabe perfectamente que la amo
aunque está circunstancia en la que estamos
nos aflige el corazón
por no poder estar juntos, y amarnos con pasión.
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