Admiro tus rarezas
esas que tienes y te ponen de cabeza
admiro cuando no se si estás triste o enojada
y cuando estás eufórica y con pocas ganas.
Ganas de hablar o simplemente callar
si necesitas que te abrace
o que me aleje para que te relajes
pues te conozco mucho y poco a la vez.
Admiro la fortaleza que expresas
al asimilar las cosas has tenido que vivir
y que en más de una ocasión, provienen de mí.
Admiro el deseo de arreglar la vida de todos
y eso muchas veces te pasa factura
al sentir estragos en tu salud, como ahora.
Admiro lo que te guardas y no lo expresas
y haces de cuenta que no existe
aunque por dentro estés hecha trizas.
Admiro que a pesar de las tragedias, esbozas una leve sonrisa
que a fuerza de momentos
te toca tener que afrontar.
Admiro también tu resistencia
al no permitir que te bese
aunque muy adentro sé, que si lo deseas.