El truncado deseo de poseerla
se fue diluyendo como agua entre los dedos
sin imaginar la magnitud de los acontecimientos
solo deseaba en mi cama tenerla.
El café casi listo
la cama de blanco reluciente
esperaban por ella de manera impaciente
que apareciera de repente sin previo aviso.
La tetera empezó a sonar
el agua estaba lista para servir
aquel café que le incitaba a venir
de forma impetuosa a que la llegase a amar.
El ritual estaba definido
yo la esperaba todas las caídas de sol
para llenarla de amor, ternura y pasión
pero esta vez, no había venido.
Aunque esas ausencias, sucedían de repente
ella, se olvidaba de asistir a nuestro encuentro
pues se dedicaba a amar a otro en su momento
aun así, la esperaba y que fuera diligente.
Mas mi alma, se regocijaba al recordarla
y mi corazón agitado se mostraba
al saber que a escondidas tenía que amarla
y llenarla de amor, que era lo que ella buscaba.
Muchas gracias por leernos
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