Ella, la de la sonrisa eterna
la que no se amarga por nada
la que los fines de semana se va de fiesta
sin salir de su casa.
La que se inventa motivos para estar feliz
que no sabe de tristezas y no porque su vida sea perfecta
sino porque ella sabe marcar muy bien la diferencia
entre un momento agradable y otro que la perturbe.
Que a esta edad. ya no cree que pueda volver a enamorarse
pues ya tuvo muchas decepciones
y ahora llena su alma con otras emociones
aunque tenga que hacer el doble de esfuerzo.
Más para ella eso es como un desafío
de poder enfrentar la vida con sus retos
y así sacar de adentro, todo aquello que lleva
y que quizás no ha sido valorado.
Ella aún anhela que llegue alguien y la consienta
que le ofrezca su brazo al caminar
que la mire de frente y le diga, hola princesa de mi reino
y que este con ella, cuando las fuerzas le falten.
Ella que no pide nada regalado
que todo lo que ha conseguido, se lo ha ganado
que lleva una vida de trabajo y orden
aunque en las noches sienta la necesidad de poder abrazar a un buen hombre.